Preparación de una velada lúdica

El fin de semana del 12 al 15 de abril tuvo lugar la acampada anual del grupo de Montañeros, grupo a cuyas actividades llevo asistiendo todo el año. La acampada se desarrolló en la Sierra de Gredos, más concretamente en el Valle de Tiétar.
Este año, a las niñas de 1.º de bachillerato se nos pidió que diésemos un paso más en nuestra entrega y que en vez de ir como "niñas", fuésemos como "monitoras", ayudando a otra monitora con su patrulla. Al mismo tiempo, a nuestro curso también se nos pidió que organizásemos la velada del sábado. Todo esto reflejaría nuestro compromiso y perseverancia en el grupo.
En cuanto a la velada, teníamos que inventarnos un tema y desarrollar el hilo conductor de ese tema, así como pensar en que debía consistir las distintas actuaciones de la patrullas, de forma que, por así decirlo, completasen nuestra velada. Tras mucho pensar, se nos ocurrió hacer una mini obra de teatro en la que éramos santos, que desde el cielo teníamos que decidir en qué país sus montañeras cumplían mejor cada galón. Por tanto, a cada patrulla se le asignaba un país y un galón y tenían que defender que su país era el que mejor cumplía dicho galón. Para ello, cada una de nosotras tuvimos que ver como nos disfrazábamos y nos distribuimos las distintas tareas que quedaban por hacer. A mi me tocó la madre Teresa de Calcuta, así que decidí coger dos sábanas blancas (imitando un sari) y hacer en el borde dos líneas azules, iguales a las que tenía ella.
Esto me supuso todo un desafío pues mis dotes artísticas son nulas, pero a su vez permitió que desarrollase esta "habilidad" y me diese cuenta de mis puntos fuertes y no tan fuertes, aumentando el conocimiento sobre mí misma. Asimismo, pude observar las grandes ventajas del trabajo en equipo, pues mientras que algunas me ayudaron a diseñar mi disfraz, yo ayudé a otras a organizarse con el suyo, es decir, pusimos todos nuestros dones al servicio del equipo, lo que dio lugar a un buen resultado conjunto.
En cuánto a hacer de "monitora", a mi me tocó un grupo de 12 niñas de 3.º de la ESO. Esta experiencia hizo que aprendiese y desarrollase mis habilidades de liderazgo, mejorando los aspectos que tenía más flojos, de los cuales me di cuenta gracias a esta experiencia. Esta práctica también me permitió meterme en la piel de los monitores y darme cuenta de todo el trabajo y la entrega que hay detrás.